martes, 9 de marzo de 2010

Silencio

En una capilla están Matías y Antonella.

A él le gusta cantar aunque lo haga muy mal.

A ella le gusta pintar, lo hace bien. Pero no muestra lo que pinta a nadie.

Solamente a Matías. A quien han venido a ver sus 18 hermanos de todos los países, dentro de los cuales los más queridos son Gustavo y Augusto.

De Gustavo se dice que pertenece a algún tipo de mafia peligrosa. De Augusto solamente se fijan en cuan larga está su barba que ahora llega hasta el ombligo.

Ambos se acercan a saludar a Ximena, que fue la última en besar a : Matías, que toda la vida quiso besar a : Antonella.

A quien han venido a ver sus eternas e incondicionales amigas que siempre fueron solamente cuatro.

Ellas se encuentran con Oswaldo, que fue el último en besarla.

Al acercarse ellas, él le sede el asiento a una.

Al sentarse, ella queda enfrente de Lúa, quien a pesar de estar en horario de trabajo se dio tiempo para estar desde el inicio.

Lúa enseña a tocar guitarra a Doménica. Ambas han venido a ver a Matías, quien ahora no puede moverse y, aunque se lo preguntaran y lo negara, se encuentra muy nervioso.

A pesar de todo el quisiera ver en que lugar está sentada Andrea, la madre de Valia, la única hija de Matías.

A diferencia de su padre, Valia no habla con mucha gente. Le gusta dibujar a las personas cuando lloran. Pero ahora está dibujando un rostro que le resulta agradable y hasta familiar, el de Antonella.

A quien, contra todo pronóstico, ha venido a ver también Jorge.

Él saluda a todos los amigos de Matías y a las cuatro amigas de Antonella.

Con él vienen las sobrinas de ella que le guardan cariño desde los tiempos en que ellos vivieron juntos.

Afuera se han abierto 3 botellas de pisco y 1 de ron, cortesía de Gustavo , quien nunca fue santo de devoción de Antonella y que ahora no soporta que haya llegado Camila.

Ella acaba de publicar su primer libro y se los ha dedicado a Matías y a Valia.

Todos le preguntan a Gustavo quien es la mujer que ha entrado antes que todos y que nadie conoce.

Él guarda silencio , su nombre es Lourdes y sabe que ella tiene más derecho en estar ahí que muchas otras.

Todas estas personas están dentro de la capilla .Aparece el sacerdote y todos se ponen de pie.

Los que se encuentran más cerca al sacerdote son: Matías y Antonella.

El Padre hace la pregunta de rutina y que tanto han esperado ambos, pero que ahora no pueden responder.

Por voluntad previa, se acercan Gustavo por parte de Matías y una de las sobrinas por parte de Antonella.

Ambos dicen al unísono: ”sí , aceptan”.

Y la mayoría de personas antes mencionadas rompen en llanto por ambas partes.

Y se abrazan para consolar su resignación.

Y después de tantas vidas , Matías y Antonella descansaron juntos ,como pequeños niños.


2 comentarios:

Quiénes? dijo...

Ya te dije que este me parece "perfecto" no?...lo leeré de nuevo dentro de un tiempo...

Mg.

magita dijo...

Hoy es dentro de un tiempo.