Si quieren que les diga la verdad, no me gusta la difusa, siempre anda hablando del alma y esas cosas. Yo no me suelo fiar de esa gente porque tiene que ser frívola, la difusa revisa la marca de la ropa en tiendas caras, mientras le cuenta a la parca “ qué el amor es así, extraño, que la melancolía va acompañada de desencanto, que la presencia de quien se cruza en la vida de alguien nunca se logra ir por completo” le dice también, mientras extiende un polo de la marca más cara, para verlo mejor, que “hoy conoció a una mujer que con muchos años encima y una mirada triste” la parca le dice...no, la parca no le dice nada. Yo sólo le digo que aquel polo está bonito. La parca toma la conversación y por enésima vez, la Difusa y yo nos miramos diciéndonos todo, diciéndonos, ahí va la parca con lo mismo, y la parca empezaba otra vez su historia, siempre la contaba desde distintos ángulos, pero con el mismo final, “pero ya no lo quiero, que se vaya”. La gente ese día, había llenado la tienda, apenas si se podía pasar, y la difusa tenía que esperar en la cola para probarse la ropa. Mientras a mí todo me aturdía,sobre todo el bullicio. La difusa con su innata humanidad, frívola y la vez sentimental, me contagiaba su melancolía, ella era la artista, no hay artista que no sea triste, todos la creían bonita, pero sólo era triste. Y la parca con su eterna historia, me detenía en el tiempo y me asfixiaba más que el aire acondicionado mezclado con el olor a ropa nueva y las entonaciones al hablar de las pitucas de la ciudad, que flotaban como himno de gloria en toda la tienda, que asco; deprimida por la difusa y detenida en el tiempo por la parca. Sólo tenía en mente a aquel mirándome, perenne, ¡sí! perenne como la historia de la parca. Por ese sentimiento de congelamiento del instante, culpo a la parca, y por último, la tristeza poética que también causa recordar su mirada, esa, esa es sólo culpa de la difusa.
Al final la difusa regresa a su casa con ropa nueva y con un libro de poesía, la parca regresa a su casa sin nada en las manos, pero no puedo evitar pensar que regresa diciéndose “pero ya no lo quiero, que se vaya”, y yo, de tanto escucharlas, regreso con una parte de la difusa y una parte de la parca, y ninguna estaba en mi lista de compras.


2 comentarios:
prueba!
La parca, la difusa y tú. Luego de leer este pequeño cuento quedé maravillado, porque representas de manera talentosa esteriotipos de personas, transmites sensaciones e invitas a la reflexión. A mí también tus textos me resultan inteligentes...
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