lunes, 28 de diciembre de 2009

Sueños...y sobras de la Navidad

Los sueños son el espejo de miedos, pasiones, cóleras, intrigas y de todo cuanto puede albergar el corazón humano.
Escribir es una extensión de aquellos sueños o el principio de los mismos, si se quiere.
Escribimos para tratar de ser como nuestro yo oculto, en algún lugar del cuerpo: una imagen oscura de nosotros mismos que se divierte y se burla mientras crea, a todas horas, sin descanso. Que se burla de su yo gigante y corpóreo, habitante del mundo. “Ja, ja, ja, pobre mortal, condenado a mirar de lejos lo que yo creo, sin poder tocar más que el aire exhalado por la fantasía, ¡pobre mortal!”.
Los sueños son el resumen de aquella burla, noche tras noche. Por eso a veces preferimos olvidarlos, porque alguien nos dijo de niños que a palabras necias, oídos sordos. “Ja, ja, ja, pobre mortal, si supiera que ‘necio’ viene del héroe Neciodo, que con su dulce poesía convenció al Diablo de no matar a Cristo antes de nacer”.
En sueños somos dioses, titanes, magos. Los hombres son mujeres; los niños, grandes; los viejos, jóvenes; las mujeres, Mujeres. Nada se vuelve imposible cuando dormimos, en la película proyectada por aquel mayordomo elegante que nos hace creer millonarios, dueños de Playboy, Bruno Díaz o la octava reencarnación de Cortázar según la mitología griega. Él nos sirve el vino de los Dioses mientras nosotros miramos la película, reímos, damos una pitada al puro que humea entre los dedos y nos dejamos engañar por nuestro siervo, el único que no ha olvidado que, al fin de cuentas, el culpable siempre es el mayordomo.
Y al día siguiente, ya despiertos, intentamos volver a estar soñando: intentamos escribir.

(A un mayordomo llamado Neil Gaiman)
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La ruta del reno

Mi abuela está loca, siempre lo ha estado. Mi tío dice que tiene tanto dinero como locura. No me gusta lo segundo. Especialmente porque sus delirios de mujer recatada parecen empeorar con el verano y, más aún, con la llegada de la Navidad.
Aquella noche era veinticuatro. No hacía ni frío, pero ella estaba abrigadaza. Mis padres me habían dejado encargado en la enorme mansión familiar. Yo sólo miraba las arañas que caminaban borrachas sobre la pata de una mesa, cuando la abuela me habló.
- ¿Alguna vez te he cantado el villancico de “La Ruta del Reno”?
- No.
- Bueno, pues escucha con atención…
Y respiró profundamente, con dificultad, arrugando su nariz hasta convertirla en una pasa, y cantó:

La ruta del Reno
que persigue la nieve
nos lleva a donde nacen
los suspiros

Ahí donde los duendes
afinan del Brillo
las cuerdas doradas
que apresan al Sol

E hibernan las horas
robadas al Cronos
que ruge en su jaula
de orozuz

Y el cruel domador
de barba teñida
divide los copos con su voz
dibujando su rabia
en el seno del viento
al son de su látigo,
Belcebú

¡Y emprende carrera
en trineo de hielo
llevado por sendos
tucanes de mar!

¡Y así el veinticinco
trepando los techos
se mete a las casas
queriendo robar!

Una-sola-cosa…

Porque cuando duermes
te deja regalos
que tú ingenuamente
prefieres mirar

Sin saber que en tu sala
de todo lo bueno
hace falta el divino
que han venido a adorar…

- ¡Ya entiendo! –interrumpí-. Es por eso que algunos dicen que es de buena suerte robar el Niño Jesús de otro nacimiento.
- ¿Qué? ¿Quién te ha dicho eso?
- Mi amiga Matilde.
- Ja, ja, ja, ay hijo, ¡esa es una tontería! Todo el mundo sabe que Diosito se lleva al Niño Jesús de los nacimientos cada año, cuando llega la navidad.
- ¿Para tener buena suerte?
- ¡No…!
Me respondió de golpe; y, tras parpadear un poco, continuó.
- Para que no se lo vuelvan a matar.

2 comentarios:

magita dijo...

Me gustó mucho el inicio del post, me dejó sin palabras, alguien me dijo una vez que soy fácil de deslumbrar, es probable, pero sólo son pocas cosas...y tu texto inicial ha sido uno de ellos.Merece ser leído muchas veces!!!

Oswaldo Cabrera Vásquez dijo...

tú mismo lo has dicho: SUEÑOS y SOBRAS de la Navidad. Me gustan algunas de tus reflexiones y me gustaría ver hasta donde puedes llegar cuando decides narrar al estilo de La ruta del reno, muy bien mi estimado Ls...